viernes, 12 de febrero de 2016

CUANDO SALÍ DE CUBA

¡¡Muy buenas a todos!!

¿Qué? ¿Cómo se plantea Febrero? Yo por fin he acabado los exámenes (con resultados variopintos) y ya estoy de nuevo con las pilas cargadas para afrontar un nuevo cuatrimestre :)

Por lo que sin más dilación os voy a contar nuestro último descubrimiento.

Os presento Cuando salí de Cuba (sí, tal y como sospecháis es un restaurante cubano). Lo podéis encontrar en pleno centro de Madrid y a escasos pasos de la Puerta del Sol, en la calle de la Ternera 4 (metro Callao L3 y 5). No he encontrado página web ni nada similar, pero espero que mi reseña os dé un empujoncito para verlo en directo ^^

Tengo que reconocer que habíamos pasado por delante un montón de veces, pero nunca se nos había ocurrido entrar, así que cuando mi amigo Pablo (otro foodie y colaborador de este blog) nos dijo que teníamos que era un sitio que a él le gustaba mucho, no nos los pensamos dos veces. Y allí nos plantamos.

Aparentemente es un sitio pequeño, pero lo cierto es que tiene un par de zona muy acogedoras con paredes llenas de fotografías relacionadas con Cuba con las que nos quedamos embobados un buen rato, ¡jeje!

Felices y contentos (y con hambre)

Nos sorprendió comprobar que nuestros vecinos de mesa eran cubanos, y al poco entraron más, es decir, la noche prometía ser realmente deliciosa (y sí, lo fue).

La carta es muy amplia y la camarera se ofreció para echarnos un cable ante el desafío de elegir. Tras darle un par de vueltas decidimos pedir un par de entrantes y un plato principal para compartir (foodieconsejo: siempre que dudéis a la hora de pedir, escoged todo para compartir).

Adoro los aguacates, así que nuestra primera elección fue una ensalada de aguacate (también la hay con papaya, pero yo no soy especialmente fan de esta fruta) servida solamente con cebolla, aceite, sal y vinagre. El aguacate estaba en su punto perfecto y para ser un plato tan sencillo, me encantó.

Tony es un incondicional de las papas rellenas, por lo que eran completamente imprescindible pedirlas. De nuevo el punto era el justo y el relleno de carne picada, pimiento y tomate estaba muy bueno. Llevaba de acompañamiento zanahoria rallada y nos la comimos porque somos incapaces de dejar nada en el plato, pero todo sea dicho: no pegaba ni con cola.

El plato principal que elegimos para compartir ("plato fuerte" como pone en la carta), fue el habanero, que parecía ser el típico arroz a la cubana de toda la vida pero en su versión más auténtica. Desde pequeña me gusta muchísimo este plato y recuerdo pedírselo a mi madre cada vez que me preguntaba que qué quería para comer, así que probar el original fue todo un placer.

Como veis en la imagen, constaba de arroz blanco, huevo "frito", maduro frito (plátano, para que nos entendamos), picadillo habanera (muy similar al relleno de las papas o quizá el mismo) y... ensalada de lechuga y tomate con la ya famosa zanahoria rallada (sigo sin entender qué pintaba). La mezcla de sabores estaba genial, pero el huevo estaba más a la plancha que otra cosa y creo que la ensalada sobraba.

Papas rellenas, ensalada de aguacate y el habanero

En la carta también podéis encontrar carnes y mariscos, algunos sándwiches, acompañantes extras y cosas tan variopintas como "jamón ibérico de bellota" (muy típico de Cuba...).

Los postres son todos bastante parecidos pero cocinados de distintas maneras, y nosotros decidimos probar el coco rallado con queso. De buenas a primeras la combinación me pareció de lo más extraña, pero, a pesar de ser bastante empalagoso, reconozco que nos gustó.

Coco rallado con queso: ¡no me quedo sin postre!

Para finalizar la velada pedimos otro Cubanero (dice Tony que como cerveza no estaba mal) y un mulata (un cóctel a base de ron, crema de cacao, limón y azúcar), y estuvimos escuchando un buen rato la actuación de música en directo (ojalá más sitios con tan buenos músicos amenizando la cena).

El cóctel y la cerveza, para acabar la noche contentos, ¡jeje!

Todo esto nos salió por 21€ cada uno, y teniendo en cuenta el cóctel y el extra de pan (y mantequilla...), tampoco me parece excesivo, aunque sí un poco subido de precio.

Es destacable la amabilidad del servicio, ya que en todo momento estuvieron pendientes de nosotros y e hicieron que pasáramos una noche de lo más agradable.

Valoración general: un 7.5. Estaba todo muy bueno y lo pasamos realmente bien, pero creo que es algo caro y que deberían mejorar muy mucho la presentación de los platos (por favor, no más ensaladas sin ton ni son) así como la vajilla y mantelería que le dan un aspecto viejuno. A pesar de todo, creo que volveremos a vernos muy pronto ^^

¡Hemos acabado! ¿Qué os ha parecido? Creo que la experiencia mereció la pena y os recomendaría ir aunque solo sea para escuchar un rato buena música y a tomar unos mojitos.

¡Muchos besos a todos y nos vemos en la siguiente entrada! :*

Carolina

4 comentarios:

  1. Solo por la música en directo ya tiene que valer la pena. Ay...qué ganas de ir a cuba!!! :)

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    1. Uy, muchísimas! Pero de momento se queda en la lista de deseos :(

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  2. Nunca he probado la cocina cubana y desde luego que no tiene mala pinta. Como curiosón culinario me apunto a probarla algún día.

    Besos.

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