jueves, 5 de junio de 2014

STEAK BURGER

¡Muy buenas a todos, mis queridos comilones!

Me llena de orgullo y satisfacción (¡jeje!) decir que he estado 3 días de vacaciones en Málaga (para variar) y que me lo he pasado en grande, así que hoy os traigo una entrada dando mucha, mucha caña porque me encuentro con las fuerzas al 100%... y con ninguna gana de estudiar, todo sea dicho.

Como ya he anunciado, la entrada de hoy tiene tela, pero tela marinera. Es uno de esos posts que no sé si escribir o borrar la experiencia de mi mente, pero como este blog está para lo que está, voy a echarle narices y os voy a contar con pelos y señales la visita que le hicimos a la hamburguesería Steak Burger.

Conocimos este restaurante paseando una tarde por la calle Fuencarral y nos sorprendió bastante ver que estaba lleno (a pesar de ser solo las 20:00 o así), por lo que decidimos buscar en Internet toda la info posible viendo que podía ser una muy buena entrada para este nuestro blog así como una posible buena experiencia culinaria.

Lo primero que descubrimos es que es propiedad del novio de Lara Dibildos... No os dice nada, ¿verdad? A mí en principio tampoco, pero ¿y si os digo que este señor es el dueño de Pans & Company? Ajá, eso mismo pensé yo: "ufff, con la chapuza que es el Pans, este sitio no puede ser bueno...". Y aún así le dimos una oportunidad, ¡y en qué momento!

Echamos un ojo a la web para saber más o menos qué nos íbamos a encontrar (cosa que no sirvió de nada puesto que la carta no se parece ni mínimamente a lo que realmente ofrecen) y allá que nos fuimos.

Como era viernes por la noche, ya sabíamos que nos iba a tocar esperar, pero por suerte, una chica muy amable que tienen en la puerta (la única que se merece nota positiva), nos cogió el número de móvil, nos fuimos a dar una vuelta por Malasaña, y al ratito nos llamó para decirnos que ya teníamos nuestra mesa. Sin duda alguna es una idea estupenda eso de que te avisen cuando puedas sentarte en vez de tener que esperar haciendo cola.

Una vez sentados apareció un "camarero gracioso" de estos que no tienen gracia ninguna y que lo único que consiguen es incomodarte. Tras unos minutos de charla comentando la carta y demás, empezó el "festín".

De entrante pedimos unos sticks de mozzarella. A simple vista no tenían mala pinta, pero al probarlos se notaba a la legua que lo único que tenían de caseros era la freidora, puesto que sabían a congelado cosa mala. Si a eso le añadimos que por 6 sticks te cobran 7.50€, os podéis imaginar el cabreo que nos entró. Por decir algo a favor, la salsa de tomate estaba rica.

Al menos eran pares...

La especialidad de esta cadena son las hamburguesas y se quieren diferenciar del resto en que te dejan elegir el tamaño, el tipo de carne, el punto, el pan y el acompañamiento. Actualmente hay mogollón de sitios en los que puedes elegir todo esto así que de especial no tienen mucho. Lo que sí que hubiese sido especial es que lo hubiesen traido todo según lo pedimos, pero nada más lejos de la realidad. Os cuento.


Tony escogió una Jack Burger pequeña con pan de mollete, carne de buey poco hecha y ensalada. Resultado: pan americano y carne de ternera. La ensalada de acompañamiento era claramente de las de bolsa y la hamburguesa en sí no decía nada: sosa, sosa, sosa. ¿Y qué decir de la salsa? Sí, la salsa es ese cuenquito negro en el que no se ve nada, y es que de salsa debía de llevar una muestra, puesto que no dio ni para bañar el aro de cebolla.

Hamburguesa Jack Burger al gusto del cocinero/camarero

Yo decidí escoger algo más "exótico" y me atreví con una Boletus Burger pequeña con pan americano, carne de ternera poco hecha y patatas asadas. Resultado: pan de mollete y carne de buey bastante hecha. Mi enfado comenzó al ver el lago de aceite que había en el plato, porque no sé de dónde salió ni qué hacía ahí, pero lo que sí sé es que me pringué de arriba a abajo. ¿Y qué decir de las patatas asadas? A ver, cuando yo pido un acompañamiento, entiendo que es un acompañamiento, no otro plato, ¡si es que había más patatas que hamburguesa! Y eso semitransparente que hay encima del tomate tenía que ser cebolla caramelizada, pero que alguien me explique ¡desde cuándo la cebolla caramelizada es blanca! Los boletus y la rúcula daban mogollón de pena, y la muestra de salsa era tan diminuta como la de Tony. Lo único que me gustó fue la carne de buey a pesar de que estuviese bastante hecha.

¡Marchando una Boletus Burger en lago de aceite!

Y a pesar de que todo salió bastante mal, nos aventuramos a pedir un postre. Los postres nos daban bastante miedo puesto que tenían una gran vitrina llena de tartas y otras cosas con una pinta de antiguas que echaban para atrás, pero hicimos de tripas corazón y pedimos una tarta oreo.

Tarta oreo momificada

En fin, la foto habla por sí misma: una tarta oreo gris, y no por la luz del local ni por la cámara de fotos, no, es que era gris. Si ya con el primer vistazo resultaba poco apetecible imaginaos el sabor... horrible. ¡Ah! Y dicen que son caseras, pero ni muchísimo menos: son tartas de polvos con una cantidad ingente de gelatina. Fijaos hasta qué punto era mala que si la apretabas con el dedo y luego soltabas, ¡retomaba su forma original! Increíble, nunca había visto eso en una "tarta". Imaginaos lo que nos costó partirla con la cuchara... un espectáculo.

Cosillas que añadir: que la amabilidad de los camareros brilla por su ausencia (y eso que en sus camisetas pone "estamos aquí para hacerte feliz"), que estuvimos esperando 25 minutos para pagar, que la música estaba tan alta que casi teníamos que comunicarnos por gestos, que pagamos 36.20€ por la dichosa cenita, que salimos con un dolor de tripa tremendo, que... que mejor me callo.

Ellos se califican con las tres Bes de Bueno, Bonito y Barato. Yo los voy a calificar con las tres Ces de Caro, Congelado y Caradura, porque no hay derecho a que te timen de esta manera.

Valoración general: un 2, un punto por la recepcionista tan amable que nos atendió primeramente y otro punto por el sabor de la carne de buey, pero no se merecen ni uno más. Si tuviese que describir nuestra visita en dos palabras sería desastre absoluto, no volvería ni aunque me invitaran.

Menuda experiencia, ¿verdad? Bueno, al menos ya sabéis un sitio al que no ir, y si vais, ya sabéis los riesgos que corréis... He estado cotilleando en Internet y he visto que tienen críticas buenas y otras horribles, así que me "alegra" saber que no es que nosotros seamos unos exagerados, sino que es algo bastante habitual en esta cadena.

Me despido. Un besote enorme a todos los que estáis ahora a tope de exámenes como una servidora, y otro igual de grande a todos los que me léeis, que sé que sois muchos y muy majetes todos ^^

¡Hasta la próxima!

Carolina.