martes, 16 de diciembre de 2014

ESPECIAL GOOD FAST FOOD

¡Hola de nuevo!

¡Qué poquito queda para que empiece (oficialmente) e invierno! ¡Y para Navidad! ¡Y para Nochevieja! ¡Y para Reyes! Es decir, ¡qué poco queda para comer y comer sin remordimiento! ¡Jajaja! Para los que me conocéis un poquito, ya sabréis que no me molan nada estas fechas, pero es época de vacaciones, así que habrá que disfrutarlas, ¿no?

Y como yo os quiero mucho, hoy os traigo una entrada triple con 3 sitios de "fast food de bien" para que nos os aburráis ni un solo día en estas fechas tan señaladas. ¡Empezamos!


AREPA OLÉ

Nuestra primera parada nos lleva al barrio de Chueca, en concreto a la calle Pelayo 2 (metro Gran Vía L1 y 5) donde se sitúa el Arepa Olé un pequeño restaurante venezolano donde su plato principal son las arepas, es decir, una especie de pan de pita de maíz relleno de multitud de ingredientes. En su web podéis consultar la carta completa así su blog donde también tienen fotos, curiosidades...

El local, los zumos, los postres, las arepas... ¡Yo repito!

Tienen una increíble variedad de rellenos, así que seguro que encontráis alguno que os gusta: pollo, verdura, jamón, queso... Y si no os convence ninguno (es decir, para los raritos), podéis elegir todos los ingredientes que queráis y mezclarlos a vuestro gusto. El precio no varía mucho entre unas y otras, de media son unos 4.30€ por arepa.

Además, también tienen tostones, postres típicos (a cada cual más suculento), zumos tropicales... Y como dato importante decir que pueden hacer las arepas con masa especial para celiacos.

Valoración general: un 8. Fue una experiencia muy buena, distinta y barata. Sin duda una gran alternativa para una comida rápida. La única pega es que tienen un horario un tanto "variable" y más de una vez hemos ido y nos lo hemos encontrado cerrado sin motivo aparente.


FELTMAN'S HOT DOGS

Nuestra segunda parada será en el Feltman's, uno de los pocos restaurantes de Madrid dedicados en exclusiva a los perritos calientes (tal y como indica su nombre, vaya). En nuestra ciudad tenemos dos, pero yo os voy a hablar del primero que abrió que está situado en la calle Sevilla 2 (metro Sevilla L2). Si entráis en su web podréis ver la carta (sin precios) y los locales.

El local y nuestra cena

Si os soy sincera, lo que más me gustó de este sitio fue la decoración: nunca he saltado el charco, pero me gusta imaginar que Nueva York debe de ser algo parecido a esto, ¡jeje!

Si hablamos del condumio la cosa se pone un poco tensa: ofrecen 4 perritos más o menos básicos por 3.25€ y multitud de salsas y condimentos a 0.40€ cada uno. A mi parecer el problema es que los perritos normales son tan básicos que tienes que echarles varias cosas para que se conviertan en algo distinto, y a poco que le eches te pasas de los 4€. Si a eso le añades una bebida y un postre y/o acompañamiento, el precio se dispara. Es cierto que tienen menús por 5€, pero como ya digo, son excesivamente simples.

En cuanto a calidad, no está mal: la carne es decente y los toppings y salsas bastante aceptables, pero las patatas estaban horriblemente rancias y los postres eran industriales a más no poder.

Por último decir que no tiene mesas ni baño, y que la camarera que nos tocó fue muy borde y cuando aún quedaban 15 minutos para que cerraran, nos echó del local [[NO es la de la foto, que quede claro]].

Valoración general: un 6.5. Un sitio curioso al que hay que ir al menos una vez por puro cotilleo.


BOLERO MEATBALLS

Nuestra tercera y última parada es en uno de los grandes descubrimientos del año: la "albondiguería" (creo que no existe esa palabra...) Bolero Meatballs, situada en pleno centro en la calle de las Conchas 4 (metro de Callao L3 y 5). No tienen web pero sí página de Facebook donde vais a encontrar fotos, el horario...

El local y nuestra cena: tapa, menú, bocadillo individual y postre

Ya solamente la estética del lugar te da buen rollo y ni que decir tiene, que el buen olorcillo ayuda un montón, ¡jeje! Dentro no tienen mesas (en la calle tienen 2 o 3) pero hay dos zonas de barra bastante amplias.

La carta es sencilla: albóndigas, todas ellas muy ricas y caseras. Podéis elegir entre 4 variedades (una de ellas, vegana) y una especial que van cambiando todas las semanas. Los precios son muy asequibles: tapas de una albóndiga 1.5€ (por si queréis probar alguna en concreto), bocatas o raciones por 4.5€ y menú (con bocata y acompañamiento) por 6.5€. Además, podéis pedirlo todo grande (por 1.5€ más) o que sea picante (cuidado, es MUY picante). No recuerdo el precio de las bebidas, pero sí recuerdo que no nos pareció caro.

Los postres tienen todos buena pinta, pero nosotros elegimos el brownie y os puedo asegurara que es de los mejores que he probado nunca: riquísimo.

Valoración general: un 9.5, porque estaba todo muy, muy bueno (tanto las albóndigas, como las patatas, como el brownie), fue barato y nos atendieron súper bien. Lo único que puedo decir en su contra es que todas las salsas pican un poco, y yo lo del picante no lo llevo muy allá.


Y aquí se acaba este especial sobre fast food. ¿Os ha gustado? Madrid es muuuuy grande así que seguiremos investigando para poder ofreceros una segunda tanda, que seguro que os apetece después de probar estos tres sitios.

Un beso grandote a todos y por si acaso no me da tiempo a volver a escribir: ¡felices fiestas!

Carolina.

jueves, 27 de noviembre de 2014

EL SOMBRERO AZUL

¡Muy buenos y otoñales días, bloggers!

Lo primerísimo de todo: GRACIAS, gracias infinitas por las más de 20.000 visitas que llevamos en estos 2 años a este nuestro blog. Me engrandece saber que disfrutáis con nuestras entradas y que nos apoyáis para seguir con este proyecto. En serio, muchísimas gracias a todos, ya sabéis que sin vosotros todo esto no sería posible :_)

Y ahora sí comenzamos.

A pesar de que el invierno aún no ha llegado, yo ya estoy a tope con las sopitas y los guisos calentitos y echando muchísimo de menos la época de terrazas y calorcito. Pero seamos positivos, ¡ya queda menos! Y hablando de verano y buen tiempo, hoy os voy a enseñar un pequeño restaurante que conocí el pasado agosto y del que disfruté mucho junto a Javi, Cris y Tony, así que ¡un beso muy grande desde aquí para los tres!

Os presento El Sombrero Azul, un restaurante de cocina salvadoreña y mexicana situado en la travesía de la Parada 6 (metro Santo Domingo L2). Su web no es muy amplia por lo que os aconsejo echar un vistazo a su página de Facebook donde vais a poder encontrar la carta, fotos de los platos y del local, ofertas...

Quizá por fuera no os soprenda, pero os aseguro que al entrar vais a sentir que saltáis el charco para pisar el Nuevo Continente. El interior está decorado con vivos colores y con un toque moderno que lo convierten en un espacio realmente acogedor; además, si tenéis la suerte de que os reciban con unos margaritas, mejor que mejor, ¿verdad?

El interior y unos buenos margaritas para ir abriendo boca

Os tengo que decir que creo que han cambiado la carta recientemente, por lo que es posible que los platos hayan sufrido variaciones (¡pero seguro que todo está igual de bueno!). También tengo que decir que no soy experta en cocina salvadoreña, pero no encontré ninguna diferencia notable con la mexicana.

Como éramos cuatro, decidimos pedir cuatro entrantes y cuatro principales, y lo cierto es que quedamos bastante satisfechos con las raciones.

De entrantes pedimos: pupusas (tortas de maíz rellenas de frijoles y carne de cerdo), pastelitos con carne (masa de maíz rellena de carne y verdura), los imprescindible nachos (con guacamoles, frijoles, queso fundido, pico de gallo...) y un tamal (masa de maíz rellena de pollo y verduras cocinada y servida en una hoja de plátano). Creo que no hace falta decir que los nachos estaban muy ricos (no hay más que ver la foto), pero además me gustó mucho el tamal ya que otras veces que lo he comido estaba muy seco y el de aquí tenía mucho sabor y la textura era genial.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: pupusas, pastelitos de carne, nachos y tamal

Los principales fueron más difíciles de elegir puesto que la carta es amplia y todo tenía buena pinta. Al final los elegidos fueron: las alitas de pollo con sésamo y miel, la torta mexicana (emparedado de frijoles y carne troceada de cochinita pibil o pollo), la cazuela de queso fundido y chorizo, y los tacos de pollo. Tuve la oportunidad de probarlo todo y tengo que decir que la torta mexicana me decepcionó un poco (no deja de ser un bocadillo bastante normal a pesar de lo que ponga en la carta) y que el pollo para los tacos me pareció algo escaso ya que en teoría era para cuatro tortas, pero de sabor estaba todo muy bueno y no dejamos ni una miguita.

De arriba a abajo y de izquierda a derecha: alitas, torta mexicana, cazuela de queso y chorizo, y (el relleno de los) tacos de pollo

Y aunque después de todo eso estábamos con el estómago casi a tope, pudimos hacer un hueco para los postres: por una parte pedimos el bizcocho de 3 leches (bizcocho a base de 3 tipos de cremas de leche, nata y un pelín de canela) y la copa de helado con plátano. Ambos estaban muy sabrosos pero si me tengo que quedar con uno, elegiría el bizcocho porque me sorprendió que estuviera tan bueno y esponjoso.

Bizcocho de 3 leches y copa de helado con plátano. ¡Ahora mismo me comía los dos sin rechistar!

En todo momento estuvimos perfectamente atendidos y es destacable lo atentos y amables que fueron los camareros. Sí es cierto que, aunque íbamos con reserva, tuvimos que esperar unos 10 minutos antes de poder sentarnos, pero es bastante comprensible puesto que el local es más bien pequeño y estaba lleno. El ambiente es agradable y distendido pero en cierto momento de la noche pusieron la tele a todo volumen para ver la serie Vikings (sí, a mí también me encanta, pero la veo en casa, no en el trabajo) y se fastidió un poco "la magia".

El precio me desconcertó mucho puesto que hay cosas muy baratas y cosas muy caras, pero se puede comer bien por unos 18€. Suelen tener ofertas en distintas webs y menús degustación a buen precio, así que no dudéis en buscar algo de eso si lo que queréis es probar un poco de todo sin que os duela el bolsillo).

Como dato curioso y práctico, os cuento que tienen servicio a domicilio en prácticamente toda la capital (cosa más que útil cuando viene gente a casa o cuando no nos apetece cocinar).

Valoración general: un 7.5. La comida estaba estupenda pero me pareció un poco caro al ser las raciones algo pequeñas. Por otra parte, aunque no tuvimos ninguna pega hacia los camareros, lo de la tele nos pareció muy desagradable. Eso sí, volveremos seguro.

De nuevo agradecer vuestra visita a este blog y la lectura a esta entrada, y ¡nos vemos en la próxima cena!

Carolina.

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA GABINOTECA

¡Hola, hola, hooola!

¿Me echabais de menos? ¿Sí, verdad? Yo también, estoy como loca por empezar esta nueva temporada bloggera después de tanto tiempo en silencio. Por suerte he tenido un verano estupendo (del que ya casi no me acuerdo), pero luego ha venido la uni, la vuelta al trabajo... Así que para que se me quite un poco la pena, ya estoy manos a la obra con un montón de sitios nuevos que enseñar. ¡Vamos a ello!

Para este "retorno" he elegido un sitio que conocí a principios de verano y que me dejó con la boca abierta, no solo por la calidad sino también por la presentación, el ambiente, el precio...

Hoy os presento La Gabinoteca, un gastrobar de lo más cool en la calle Fernández de la Hoz 53 (metro Gregorio Marañón L7 y 10). Su web está bastante chula y además de fotos e info, podéis ver algunos vídeos muy interesantes.

Como ya he dicho más arriba, conocí este restaurante este verano gracias a mi tío José Ramón, que nos invitó a unos cuantos por su 50 cumpleaños; así que ya aprovecho para darle las gracias de nuevo (tanto por la invitación como por el descubrimiento) y mandarle un felicidades enorme (aunque ya hayan pasado casi 4 meses).

Lo primero que vais a notar al entrar a La Gabinoteca es el buen ambiente (ayuda mucho la zona en la que se encuentra) y la curiosa decoración, que mezcla lo industrial con lo vintage haciendo de este lugar un sitio único (si a alguien le interesa la arquitectura y/o la decoración de interiores puede pinchar aquí y conocer un poco más a los encargados de la decoración).

Una pasada, ¿verdad?

Y una vez hechas las presentaciones, ¡vamos al tema!

La carta no es especialmente amplia y, sinceramente, lo prefiero: me ponen muy nerviosa esas cartas de páginas y páginas que después de 10 minutos no has podido acabar de leer y mucho menos, elegir. Está dividida, más o menos, en entrantes y principales, pero si aceptáis un consejo, os recomiendo no pedir un plato por persona, es decir, elegid varias cosas que os llamen la atención (dejaos aconsejar, los camareros son extremadamente serviciales y pacientes) y compartid. Eso sí, si cuando leáis la carta no os enteráis de mucho, no os sorprendáis, ya que parte de la gracia de este restaurante es el elemento sorpresa.

Para empezar pedimos el potito (huevo, patata y trufa en un botecito de cristal), taco-pato (que como su propio nombre indica es un taco de carne de pato) y la no auténtica ensalda César (consistente en una lechuga con su maceta y tijeritas además de pollo frito y berenjena, y salsa César para que cada cual se haga su "ensalada"). El potito y el taco-pato se pueden pedir para 2 personas, y la ensalada incluso para 3 o 4. Todo estaba muy, muy bueno, pero el potito me dejó alucinando, es más, la próxima vez que vaya me pediré un para mí sola, ¡jeje!.

Taco-pato y potito (arriba) y la no ensalada César (abajo). ¡Menuda pinta más rica!

Como principales sí pedimos un plato por persona, y como no son muy grandes, es una buena opción después de haber probado varios entrantes. Se pidieron varios perritos calientes (acompañado de bacon, queso y cebolla y servido en su cajita de cartón), varias hamburguesas de tartar de carne (hamburguesa de carne cruda servida en cajita de plástico), varias carrilladas de ternera (servida con puré de patata, puerro frito y una salsa riquísima) y yo, como quería probar algo distinto, pedí el tartar de corvina (¡espectacular!). Pude probar un poco de todo y no sabría con qué quedarme ya que todo estaba increíble: el sabor, las texturas, los puntos... De verdad, un auténtico festival para el paladar.


De arriba a abajo y de izquierda a derecha: perrito, tartar de corvina, hamburguesa y carrillada. ¡Una delicia!

Y sí, aún teníamos sitio para los postres, y de nuevo decidimos pedir un par de ellos para compartir y poder probar un poquito de todo. Nos costó muchísimo decidirnos porque todos y cada uno de los postres son especiales por algún motivo (y ya sabéis de mi debilidad por el tercer plato...) así que al final nos dejamos aconsejar y pedimos el Juan Palomo (brownie que te sirven con un montón de ingredientes para que lo hagas a tu gusto y que puede llegar a ser elegido el más bonito del mes) y las burbujas merengadas (no me preguntéis lo que es pero os puedo decir que son unas burbujas "mágicas" que salen de un vasito para mezclares con el resto de ingrediente incluídos en la bandeja). Hé de decir que aunque el brownie no nos quedó especialmente bonito sí que estaba muy rico y que las burbujas me sorprendieron gratamente.

Burbujas merengadas y Juan Palomo antes y después. ¡Más originales no pueden ser!

Lo que sí es importante que tengáis en cuenta es que no admiten reservas, así que lo más recomendable es ir prontito para no tener que esperar, ya que siempre está hasta la bandera.

Tal y como he comentado, es de agradecer la ayuda de los camareros así como su amabilidad, ya que no solo te aconsejan sino que te enseñan la mejor manera de comer cada plato.

A pesar de parecer caro creo que no lo es (solamente la calidad y originalidad de los platos tienen bien merecido el precio); eso sí, tenéis que tener "cuidado" con las bebidas porque sí se salen un poco del precio habitual. Pero teniendo en cuenta este dato, podéis comer perfectamente por unos 18€ por persona.

Valoración general: un 9.5. Me encantó, reconozco que este sitio me ha enamorado: estaba todo buenísimo y la originalidad me conquistó. Por poner algún pero podría decir que la iluminación me pareció insuficiente (aunque supongo que es lo que más "pega" con la decoración) y que son un pelín lentos (aunque supongo que es debido a la gran cantidad de gente que hay siempre). Volveremos seguro, que tengo muchísimas de probar todo lo que no probamos aquella noche.

¿Qué os ha parecido esta entrada? Sorprendente, ¿verdad? Si hay algo que me gusta de Madrid es la gran variedad de restaurantes que tiene (aunque no todos sean tan buenos como éste), así que espero volver a sorprenderos la semana que viene.

Un beso muy grande a todos los que me leéis y seguís por las redes, y un beso especialmente cariñoso a todos los que asistimos a la mencionada cena, que os quiero un montón a todos.

Carolina.

P.D. No sé si os habéis fijado, pero he añadido un mapa donde podéis ver todos los sitios en los que hemos estado. Si queréis verlo más grande, no tenéis más que clickar en el recuadro de las cuatro esquinitas. ¡Espero que os guste la novedad! ^^

viernes, 4 de julio de 2014

NAIF

¡¡Hola, hola!!

¡Ay comilones, qué cansada estoy de los exámenes! De momento no me puedo quejar (demasiado) de las notas que estoy teniendo, ¡pero es que me muero de ganas de pisar la playa! Así que mientras espero a que llegue el momento de partir, estoy disfrutando de Madrid y de su gastronomía :)

Tengo un montón de entradas pendientes que publicar y lo cierto es que todas muy molonas, pero visto que la última fue sobre un sitio horrible en Malasaña, esta vez os voy a enseñar otro sitio de este mismo barrio bastante mejor ¡y muy resultón!

Os hablo del Naif, un pequeño restaurante muy "hipster" situado en la calle San Joaquín 16, en la "Plaza del Grial" (metro de Tribunal L1 y10). A pesar de tener página web, me ha sido completamente imposible acceder a ella, por lo que os dejo su página en Facebook y así podéis ver fotos, comentarios, etc.

Encontramos este sitio de casualidad, y tras encontrar un huequillo en nuestras apretadas agendas fuimos a cenar una bonita noche de Junio.

Según entras, llama mucho la atención la decoración, ya que mezclan arte moderno con muebles vintage y clientela de todo tipo. Lo cierto es que me gustó mucho, aunque también tengo que decir que las sillas son muy incómodas y un poco de luz le vendría estupendamente.

Por una vez, las velas no estaban de más

La carta no es especialmente amplia pero tampoco se echa nada de menos: entrantes, ensaladas, hamburguesas, sándwiches... Un poco de todo para tener a todos contentos y no cansarte de pedir siempre lo mismo si vas con frecuencia. Como dato curioso os puedo contar que cada plato viene en una bandejita individual tipo fast food que le da un toque diferente.

Como entrante pedimos el chistorriqueso, que, como su nombre indica, es una cazuelita de mezcla de quesos fundidos y trocitos de chistorra. Quizá nos pareció una ración pequeña, pero estaba realmente bueno, tanto el queso como la chistorra, y en poco minutos solo quedaba la cazuelita y unas cuantas miguitas de pan (que también estaba muy rico).

Cualquier cosa con queso fundido mejora, eso es así

Para llegar a un acuerdo con los principales necesitamos bastante más tiempo puesto que había muchas cosas que nos apetecía probar pero también quisimos elegir algo un poco más "original" para enseñaros. Al final nos decantamos por una hamburguesa con trufa, cebolla caramelizada y queso, y un enrollado (como un sándwich pero enrollado y con masa de crêpe) de mozzarella y salsa pesto.

Vamos con los pros y los contras. Lo primero que tienen a favor es el precio, ya que por 6-8€ puedes pedir cualquier cosa. Además, la carne de la hamburguesa era muy buena y el punto totalmente correcto: poco hecho pero sin que sangre. El pan también nos gustó mucho (así como el resto de ingredientes) y las patatas fritas eran crips que no chips, y me encantaron. Por lo que nos contaron, hay mucha gente que protesta por ser patatas fritas "de bolsa" pero, sinceramente, prefiero unas buenas patatas fritas de bolsa con mucho sabor, gorditas y bien hechas (como es este caso), que unas patatas fritas"normales" grasientas, congeladas y poco sabrosas. En contra solo puedo decir una cosa: la salsa del enrollado tenía poco sabor y eran tan líquida que acabé pringada de arriba a abajo. Además, no estaba bien "mezclado" y cada bocado era para un solo ingrediente.

Hamburguesa y enrollado listos para ser devorados

Y como ya me conocéis (casi) mejor que mi padre, os podréis imaginar lo que viene ahora: el postre. Creo que ya os lo he contado alguna vez, pero lo repito por si alguien no se sabe el cuento: siempre, y cuando digo siempre es SIEMPRE, lo primero que hago al tener la carta de un restaurante en mis manos es mirar los postres, y en función de lo que vea, elijo lo demás. En esta ocasión, me fijé en una tarta de zanahoria que resultó ser la joya de la corona: esponjosa, con muchísimo sabor, un chocolate de escándalo y la cobertura de queso y lima impresionante. Fue lo mejor de la cena, y solo por esa tarta volvería una y mil veces.

La foto no le hace justicia (¡y eso que la vela ayuda!) pero creedme: ¡una delicia!

Tal y como he aventurado más arriba, los precios son muy ajustados teniendo en cuenta la calidad de los productos, por lo que por unos 14€ se puede comer estupendamente. Tienen menú del día pero no sé en qué consiste ni el precio.

A pesar de todas las maravillas que os he descrito, este restaurante tiene un grandísimo PERO: el personal. Muy lejos de ser amables, son desagradables como pocas veces hemos visto. Para que os hagáis una idea, una señora pidió otra silla porque le había tocado una de rejilla incomodísima y en vez de darle cualquier otra (había varias mesas vacías y también podían haber cogido una silla de la terraza), le dieron un cojín digno de ver. Por otro lado, en el transcurso de la cena, dos grupos de personas, se fueron nada más sentarse ¿El motivo? Son tremendamente estrictos con las mesas: si te dicen que te sientes en un sitio y no te gusta, mejor que te vayas; si crees que la mesa es demasiado pequeña para 4 personas y prefieres otra más grande, mejor que te vayas; si lo que quieres es picar algo y tomarte unas cervezas, mejor que te vayas; si te gustaría sentarte debajo de una lámpara para tener más luz, mejor que te vayas, etc, etc, etc. Los camareros "solo" son secos, pero el dueño se lleva la palma: malas contestaciones, salidas de tono, comentarios muy feos... En resumen: maleducado.

Valoración general: un 7. La comida en general merece la pena, y es justo decir que hacía mucho tiempo que no comíamos tan bien tan "barato", pero no fue una cena agradable: estuvimos muy incómodos todo el rato y casi nos dio miedo pedir. Además, estuvimos más de 20 minutos esperando a la cuenta y el restaurante en ningún momento estuvo lleno. ¿Volveremos? Sinceramente, no lo sé.

Con esta entrada, una vez más habéis podido comprobar que por muy bueno que esté todo, si el servicio no es bueno, el buen sabor de boca se va a hacer puñetas. Una pena.

Un besote muy grande a todos y ¡os veo en la próxima review! (Sí, volveré a escribir antes de irme de vacaciones, no os preocupéis, ¡jeje!).

Carolina.

jueves, 5 de junio de 2014

STEAK BURGER

¡Muy buenas a todos, mis queridos comilones!

Me llena de orgullo y satisfacción (¡jeje!) decir que he estado 3 días de vacaciones en Málaga (para variar) y que me lo he pasado en grande, así que hoy os traigo una entrada dando mucha, mucha caña porque me encuentro con las fuerzas al 100%... y con ninguna gana de estudiar, todo sea dicho.

Como ya he anunciado, la entrada de hoy tiene tela, pero tela marinera. Es uno de esos posts que no sé si escribir o borrar la experiencia de mi mente, pero como este blog está para lo que está, voy a echarle narices y os voy a contar con pelos y señales la visita que le hicimos a la hamburguesería Steak Burger.

Conocimos este restaurante paseando una tarde por la calle Fuencarral y nos sorprendió bastante ver que estaba lleno (a pesar de ser solo las 20:00 o así), por lo que decidimos buscar en Internet toda la info posible viendo que podía ser una muy buena entrada para este nuestro blog así como una posible buena experiencia culinaria.

Lo primero que descubrimos es que es propiedad del novio de Lara Dibildos... No os dice nada, ¿verdad? A mí en principio tampoco, pero ¿y si os digo que este señor es el dueño de Pans & Company? Ajá, eso mismo pensé yo: "ufff, con la chapuza que es el Pans, este sitio no puede ser bueno...". Y aún así le dimos una oportunidad, ¡y en qué momento!

Echamos un ojo a la web para saber más o menos qué nos íbamos a encontrar (cosa que no sirvió de nada puesto que la carta no se parece ni mínimamente a lo que realmente ofrecen) y allá que nos fuimos.

Como era viernes por la noche, ya sabíamos que nos iba a tocar esperar, pero por suerte, una chica muy amable que tienen en la puerta (la única que se merece nota positiva), nos cogió el número de móvil, nos fuimos a dar una vuelta por Malasaña, y al ratito nos llamó para decirnos que ya teníamos nuestra mesa. Sin duda alguna es una idea estupenda eso de que te avisen cuando puedas sentarte en vez de tener que esperar haciendo cola.

Una vez sentados apareció un "camarero gracioso" de estos que no tienen gracia ninguna y que lo único que consiguen es incomodarte. Tras unos minutos de charla comentando la carta y demás, empezó el "festín".

De entrante pedimos unos sticks de mozzarella. A simple vista no tenían mala pinta, pero al probarlos se notaba a la legua que lo único que tenían de caseros era la freidora, puesto que sabían a congelado cosa mala. Si a eso le añadimos que por 6 sticks te cobran 7.50€, os podéis imaginar el cabreo que nos entró. Por decir algo a favor, la salsa de tomate estaba rica.

Al menos eran pares...

La especialidad de esta cadena son las hamburguesas y se quieren diferenciar del resto en que te dejan elegir el tamaño, el tipo de carne, el punto, el pan y el acompañamiento. Actualmente hay mogollón de sitios en los que puedes elegir todo esto así que de especial no tienen mucho. Lo que sí que hubiese sido especial es que lo hubiesen traido todo según lo pedimos, pero nada más lejos de la realidad. Os cuento.


Tony escogió una Jack Burger pequeña con pan de mollete, carne de buey poco hecha y ensalada. Resultado: pan americano y carne de ternera. La ensalada de acompañamiento era claramente de las de bolsa y la hamburguesa en sí no decía nada: sosa, sosa, sosa. ¿Y qué decir de la salsa? Sí, la salsa es ese cuenquito negro en el que no se ve nada, y es que de salsa debía de llevar una muestra, puesto que no dio ni para bañar el aro de cebolla.

Hamburguesa Jack Burger al gusto del cocinero/camarero

Yo decidí escoger algo más "exótico" y me atreví con una Boletus Burger pequeña con pan americano, carne de ternera poco hecha y patatas asadas. Resultado: pan de mollete y carne de buey bastante hecha. Mi enfado comenzó al ver el lago de aceite que había en el plato, porque no sé de dónde salió ni qué hacía ahí, pero lo que sí sé es que me pringué de arriba a abajo. ¿Y qué decir de las patatas asadas? A ver, cuando yo pido un acompañamiento, entiendo que es un acompañamiento, no otro plato, ¡si es que había más patatas que hamburguesa! Y eso semitransparente que hay encima del tomate tenía que ser cebolla caramelizada, pero que alguien me explique ¡desde cuándo la cebolla caramelizada es blanca! Los boletus y la rúcula daban mogollón de pena, y la muestra de salsa era tan diminuta como la de Tony. Lo único que me gustó fue la carne de buey a pesar de que estuviese bastante hecha.

¡Marchando una Boletus Burger en lago de aceite!

Y a pesar de que todo salió bastante mal, nos aventuramos a pedir un postre. Los postres nos daban bastante miedo puesto que tenían una gran vitrina llena de tartas y otras cosas con una pinta de antiguas que echaban para atrás, pero hicimos de tripas corazón y pedimos una tarta oreo.

Tarta oreo momificada

En fin, la foto habla por sí misma: una tarta oreo gris, y no por la luz del local ni por la cámara de fotos, no, es que era gris. Si ya con el primer vistazo resultaba poco apetecible imaginaos el sabor... horrible. ¡Ah! Y dicen que son caseras, pero ni muchísimo menos: son tartas de polvos con una cantidad ingente de gelatina. Fijaos hasta qué punto era mala que si la apretabas con el dedo y luego soltabas, ¡retomaba su forma original! Increíble, nunca había visto eso en una "tarta". Imaginaos lo que nos costó partirla con la cuchara... un espectáculo.

Cosillas que añadir: que la amabilidad de los camareros brilla por su ausencia (y eso que en sus camisetas pone "estamos aquí para hacerte feliz"), que estuvimos esperando 25 minutos para pagar, que la música estaba tan alta que casi teníamos que comunicarnos por gestos, que pagamos 36.20€ por la dichosa cenita, que salimos con un dolor de tripa tremendo, que... que mejor me callo.

Ellos se califican con las tres Bes de Bueno, Bonito y Barato. Yo los voy a calificar con las tres Ces de Caro, Congelado y Caradura, porque no hay derecho a que te timen de esta manera.

Valoración general: un 2, un punto por la recepcionista tan amable que nos atendió primeramente y otro punto por el sabor de la carne de buey, pero no se merecen ni uno más. Si tuviese que describir nuestra visita en dos palabras sería desastre absoluto, no volvería ni aunque me invitaran.

Menuda experiencia, ¿verdad? Bueno, al menos ya sabéis un sitio al que no ir, y si vais, ya sabéis los riesgos que corréis... He estado cotilleando en Internet y he visto que tienen críticas buenas y otras horribles, así que me "alegra" saber que no es que nosotros seamos unos exagerados, sino que es algo bastante habitual en esta cadena.

Me despido. Un besote enorme a todos los que estáis ahora a tope de exámenes como una servidora, y otro igual de grande a todos los que me léeis, que sé que sois muchos y muy majetes todos ^^

¡Hasta la próxima!

Carolina.

miércoles, 21 de mayo de 2014

OISHII

¡Muy buenas a todos!

¡Ay, ay, ay! ¡Que ya no queda para acabar el cole! Menudas ganas locas tengo de hacer ya los exámenes y empezar con las vacaciones, ainssss...

Bueno, que un LO SIENTO enorme por no haber publicado nada estas semanas, y vamos ya con lo que os traigo hoy.

Esta vez os traigo el Oishii, un restaurante japonés especialista en ramen y que conocí gracias Gabriel (¡¡un besote muy grande desde aquí!!). En Madrid hay tres, pero mi preferido es el de Callao por la curiosidad de la cinta giratoria de sushi (de la que hablaré más tarde). Os dejo su web donde podéis ver dónde están los otros restaurantes, alguna fotillo y la carta, por supuesto.

Como ya os he dicho, he estado varias veces en Oishii con Tony, pero os voy a comentar la última visita que hicimos con Javi y su sister Cristina. Decidimos ir a mediodía puesto que descubrimos que tenían menús a muy buen precio: entre 10 y 14€.

Cada menú incluye dos entrantes, un principal (ramen, arroz o yakisoba), bebida y postre, y la calidad y cantidad estan estupendamente. Los menús que pedimos fueron: Tonkotsu, Oyako-don, Chicken Ramen y Vegetal.
Entrantes varios: ensalada goma, rollos vegetales, brochetas de salmón y de pollo

Chicken ramen, pollo crujiente y yasai ramen

El riquísimo oyako-don (¡buena elección, Cris!)

Tonkotsu ramen (arriba) y shoyu ramen (abajo), de otra visita anterior

Tal y como dije unas líneas más arriba, también tienen una cinta giratoria de sushi tremendamente apetecible... y tremendamente cara. Así que mi recomendación es que si queréis sushi, id a otro sitio, porque el de aquí no merece la pena (todo lo contrario que el ramen, que es ¡una auténtica delicia!)

Sushi en directo, como tiene que ser

Los postres no tienen mucho misterio, pero no son caros, así que podéis probarlos si os habéis quedado con hambre o tenéis el antojo. El menú incluye helado, macedonia, flan de té verde y café.

Helado de chocolate y flan de té verde

Como veis, comer de menú sale genial: barato, buena calidad y platos abundantes. Si vais por carta tampoco sale caro: el ramen unos 10€, el arroz, yakisoba y udon 8, entrantes y sushi 5, y postres 3,5 y bebidas 2. Vaya, que por menos de 15€ podéis comer tranquilamente.

El local está bien, aunque se empeñan en llenarlo hasta arriba y muchas veces tardas bastante en comer y no son especialmente amables.

Valoración general: un 8, porque el ramen me gusta muchísimo y es imposible salir con hambre. Pero tiene un gran PERO: el servicio. Las camareras son bastante bordes, traen los platos según les apetece (lo mismo te comes primero el ramen y luego la ensalada, o te traen la bebida a media comida) y antes de acabar con el postre ya te están trayendo la cuenta, y eso son cosas que no soporto.

Y aquí nos quedamos hoy, que se me ha hecho la hora de comer y ¡estoy con un hambre que rabio! Y viendo todo esto entra aún más hambre, ¿verdad? :)

Un beso muy grande a todos y especialmente a Javi y a Cris (que por cierto, sé que ha sido su cumple recientemente, así que ¡doble ración de besos!), que fueron unos compañeros de mesa geniales ^^

¡Nos vemos en el siguiente post! ¡Mil gracias por vuestros comentarios y likes! :D

Carolina.

jueves, 24 de abril de 2014

MAYE'S BISTRÓ

¡Muy buenas a todos!

Últimamente he estado bastante liada en lo que a gastronomía se refiere, así que ya os voy adelantando que van a ser unas muy buenas semanas para el blog ^^

El sitio que os presento hoy lo eligió Pablo para celebrar el cumple de Tony (con un par de meses de retraso) y fue todo un descubrimiento.

Se trata de la hamburguesería Maye's Bistró. Hay dos, pero nosotros fuimos a la que está en el Centro Comercial El Palmeral de Las Rozas (el otro está en Las Tablas). Un par de recomendaciones antes de nada: id en coche (el trasporte público por esa zona es bastante escaso) y llamad antes de ir (más que nada porque a diario no abren siempre, pero si vais en fin de semana no vais a tener ningún problema). Si queréis cotillear un poco y ver unas fotos muy, muy suculentas, daos un paseo por su web y así de paso veis la carta.

Es importante resaltar que tienen muy en cuenta a vegetarianos y celíacos, así que es una buena opción para grupos ya que siempre encontraréis algo perfecto para cada persona ^^

Para empezar os vais a encontrar con que tienen un montón de entrantes (nachos, aros de cebolla, alitas...), pero no os puedo poner foto porque no pedimos ninguno porque fuimos directamente a por las hamburguesas.

La carta de hamburguesas es muy extensa, y tienen de varios tipos: 100% de ternera, mezcla de cerdo y tenera, vegetarianas y de pollo, y a cada cual con mejor pinta. Tal y como ellos describen, todas llevan pan Brioche y patatas caseras (¡di no a las patatas congeladas!), y todos los ingredientes son frescos. ¿El resultado? Unas hamburguesas "fusión" de los más ricas (y originales).

Por una parte, Tony y yo pedimos una Borges (con confitura de piña, panceta, mozzarella y salsa chimichurri) y una Francis Bacon (con queso Brie, bacon y mostaza antigua), respectivamente. La Francis Bacon me pareció bastante normal, pero la Borges estaba riquísima: la mezcla de la mozzarella con el chimichurri es un verdadero acierto. Muy, muy rica.


Francis Bacon y Borges comparten mesa

Por otro lado Rebeca y Pablo pidieron una Shakespeare (con curry, pasas y papelón, y sin pan por petición propia de Rebeca) y una Wagner (con cebolla crujiente, mostaza dulce y marinada con cerveza, muy propio de Pablo, jeje). No tuve ocasión de probar ninguna de las dos (¡suficiente que me acabé la mía!), pero a ellos se les veía más contento que a unas pascuas :)


Shakespeare y Wagner juntos ¡curiosa mezcla!

La carta de postres también es bastante grande, pero nosotros elegimos, sin mucha discusión, la tarta Guiness. Últimamente es una tarta que está bastante de moda, y de las muchas que he probado, ésta estaba especialmente buena ¡además de ser una ración muy generosa!


Una Guiness para compartir

Si echáis un ojo de vez a su página de Facebook podéis encontrar ofertas tan chachis como la que encontrarmos nosotros: 2x1 en hamburguesas, así tal cual. Está guay, ¿verdad? Destacar también que tienen servicio de take-away y que nos atendieron super bien: muy atentos, rápidos y amables. ¡Ah! Y todo en una terraza de lo más agradable. De precio me parece que está estupendo: bebida, hamburguesa y entrante y postre compartido, sale por unos 15€; más ajustado no puede estar, las cosas como son.

Valoración general: un 9.5, porque la cena salió genial, estaba todo riquísimo y nos hicieron sentir como en casa. La única pega es la localización y el horario, pero bueno, la perfección no existe, jeje!

Pues ale, ya tenéis plan para estos últimos días de Abril. En serio, si os gustan las buenas hamburguesas de autor, éste es vuestro sitio.

Un besote muy, muy grande a todos, y otros dos muy especiales a Pablo, Rebeca y Tony, por ser tan buenos acompañantes gastronómicos ^^

Carolina.

jueves, 10 de abril de 2014

LAS NOCHES DE MOSCÚ

¡Muy buenos días comilones!

Venga, lo voy a decir (aunque todo sea que lo gafe): ¡ha llegado la primavera en todo su esplendor!
De hecho, la semana pasada estuve comiendo con mi padre, Tony y los perris en una terraza la mar de bien, ¡cómo lo echaba de menos! ^^

Antes de nada quiero dar las gracias a todo el equipo de Sushi & Buey por todas las molestias que se han tomado al contestar a mi post. La verdad es que me alegra saber que hay gente que se preocupa por mejorar cada día su trabajo :)

La semana pasada no pude escribir nada así que espero que la entrada de esta semana sea el doble de buena y os guste mucho, mucho, mucho.
Hoy os voy a hablar de un restaurante que conocí por primera vez en el programa "Pesadilla en la cocina", del genial Alberto Chicote (algún día le declararé mi amor, jaja!). Os dejo el link por si queréis ver el capítulo y entender un poco mejor todo.
Si lo habéis visto alguna vez, sabréis que trata sobre un restaurante que acude al programa en busca de ayuda porque tiene algún problema (o más de uno) que hace que el negocio no esté yendo bien. Y este fue el caso de Las Noches de Moscú.

Este restaurante, especializado en gastronomía rusa, está en la calle Marqués de Santa Ana 37 (metro Noviciado L2 y Tribunal L1 y 10) y tiene una web muy currada donde podréis ver la carta, videos, noticias... Nunca había estado en un sitio parecido, pero mi amigo Dani, que es de lo bueno lo mejor, me propuso ir para celebrar mi cumple y allá que nos fuimos :)

El interior del restaurante es muy llamativo ya que está todo pintado de rojo y lleno de motivos soviéticos. Nos sentamos en una mesita muy chula en una ventana y así cada poco podíamos mirar a la calle y nos cerciorábamos de que aún seguíamos en Madrid, jeje!

Dani dándolo todo para la cámara


A pesar de llevar más de 30 años en pleno Malasaña nunca me había atrevido a entrar (¡error!) así que no tenía ni idea de qué íbamos a comer; con decir que la única idea que tenía de la gastronomía rusa era la "ensaladilla rusa" y los "filetes rusos"... Por suerte, Dani ya había estado antes y resultó ser un guía estupendo entre todo es mogollón de nombres raros. También tenemos que agradecerle mucho muchísimo la ayuda recibida por parte del camarero que nos atendió (¡un sol!), ya que nos echó una mano para que la velada saliese redonda.

Eso sí, hoy me vais a disculpar, pero no me va a ser posible poner los nombres exactos de cada plato (mi memoria no da para tanto) así que cuando vayáis, no dudéis en preguntar y en dejar que os aconsejen.

Lo primero que quisimos pedir fue un plato de champiñones con nata y queso fundido del que Dani tenía un grato recuerdo... Pero no estaba en la carta. Y ahí va el primer minipunto para Las Noches de Moscú: a pesar de no estar en la carta ¡nos dijeron que nos lo podían hacer! ¡Mil gracias! Insisto, no recuerdo el nombre, pero sí el sabor, y creedme cuando os digo que volvería aunque solo fuese por esa delicia, ¡qué locura! ¡Qué rico!

El plato de mis amores ^^
Lo siguiente que pedimos sí estaba en la carta y fue un plato degustación para compartir compuesto por una brocheta de cordero, un filete ruso, un rollito vegetal y otras carnes con diferentes salsas (¡no veáis lo que me fastidia no poder recordar ni un solo nombre!). Me gustó todo mucho, pero recuerdo con especial amor la brocheta con los tomates cherry: muy, muy, muy rico.

La presentación está chula, ¿verdad?
Y ya llegamos al postre. De entre las muchas cosas que nos ofrecieron al final nos quedamos con los blinis de chocolate y naranja (los blinis son como tortitas pero se hacen tanto dulces como saladas) que hicieron que el final de la cena fuese apoteósico, como no podía ser menos.

Nada mejor que algo dulce para acabar la cena

Como ya he dicho más arriba tanto el local como el servicio me parecieron estupendos, así que respecto a eso no queda mucho que comentar.
Todo lo que veis nos costó 38€ así que se puede comer bastante bien por unos 20€. Nos dijeron que tenían menú del día, así que supongo que nuestra siguiente visita será a la hora de comer para seguir probando platos y viajando (aunque sea a través de los sentidos) a Rusia.

Valoración general: un 9.5. La comida estaba sorprendentemente buena y nos trataron como genial. El ambiente era agradable y la cena transcurrió son ningún percance. Por poner un pero diré que me pareció un poco caro ya que las cantidades no son muy grandes, pero también hay que tener en cuenta que no es algo que se vaya a comer todos los días y que se notaba que los productos eran de buena calidad.

Y esto es todo por hoy, amigos. ¿Qué os ha parecido la experiencia? ¿Alguien se apunta para la próxima? ^^

Espero que os haya gustado y que no dudéis en dejarme sugerencias, comentarios y todas esas cosillas que tanto me gustan tanto aquí como en Facebook como en Twitter como por la calle como...
Esta vez tengo que mandarle un besote gigante a Dani, porque es de esa gente que ya no queda y porque siempre me sorprende con sitios nuevos :) Venga, y otro para cada uno de vosotros, que os lo merecéis ;)

Carolina.

lunes, 24 de marzo de 2014

SUSHI & BUEY

¡Hola caracolas!

Ya no sé si hablar del tiempo o no porque parece que cada vez que digo que ya hace bueno, viene un nubarrón y me lo fastidia todo, así que voy a cambiar de tema. Es más, voy a ir al tema directamente.

En la entrada anterior comenté (un poco de pasad)a que había tenido ciertos problemillas con la comida de un restaurante, y a pesar de que hoy no voy a tratar ese tema, sí que os voy a ir diciendo que todo se reduce al "peligro" del pescado crudo y la carne poco hecha. Por suerte, todo se ha quedado en un susto entre comillas y no ha sido lo suficientemente grande como para alejarme de dos de mis mayores pasiones: el sushi y las hamburguesas, y en honor a dichas exquisiteces va la entrada de hoy.

Esta vez os llevo a Sushi & Buey, un restaurante que, como su propio nombre indica, está especializado en comida japonesa y americana. Se encuentra en la avenida de Logroño 112 (metro Barajas L8) y tiene una web donde, además de fotos e información sobre otros restaurantes del mismo grupo, vais a poder ver la carta (y los precios) al detalle.

Conocí este restaurante hace bastante pero no nos animábamos a ir porque nos parecía caro y no tenía menú del día (cosa que para mí es imprescindible antes de animarme a pedir de carta), así que cuando nos enteramos de que habían puesto menú, fuimos con mogollón de ganas (y apetito). Por otra parte, mi amiga Zuli me había dicho que a pesar del precio, las hamburguesas estaban muy buenas, así que doble excusa para ir a probarlo todo :)

Como ya he dicho, nos lanzamos de cabeza a por los menús y resultaron todo un éxito. Podéis elegir entre dos precios (alrededor de los 13€) y lo bueno es que ambos tienen bastante donde elegir y todo cosas super apetecibles, nada de platos de tercera división.

Para empezar elegimos unos entrantes bastante variados y "contundentes" para empezar bien la comida: langostinos rebozados en panko, gyozas (no recuerdo si de carne o verdura) y unos nachos con queso y guacamole (¡no podían faltar, jaja!). Las tres cosas estaban muy ricas, pero me sorprendieron los langostinos y la salsa que llevaban, no esperaba que fueran a gustarme tanto :)

Langostinos, gyozas y nacho, ¡rico, rico!

Los principales fueron más difíciles de elegir ya que todo nos apetecía mucho (sin duda alguna volveremos en breve para ir probando todo lo demás), pero tras unos minutos de consenso pedimos una hamburguesa Cheese & Bacon (con Gouda y bacon), otra Sushi & Buey (con boletus y cebolla caramelizada) y un tartar de salmón (con aguacate y arroz).
Las hamburguesas estaban deliciosas y el punto de la carne perfecto, así que sin duda alguna están en mi Top 10 personal de "las mejores hamburguesas que he comido".
Lo que me gustó menos fue el tartar, y es una lástima porque es un plato que adoro. No es que estuviese malo el salmón, ni el aguacate, ni el arroz, sino que llevaba un aderezo que le daba un sabor muy extraño que no me gustó nada de nada. Por suerte, a Tony le pareció riquísimo, así que me comí yo su hamburguesa y él mi tartar xD

Las hamburguesas y el famoso tartar de salmón

Y como no podía ser de otra manera, caí en la tentación de pedir un postre ^^
Lo cierto es que tienen varios con unos nombres muy suculentos, pero a mi padre adora el brownie y yo, como buena hija, no le puedo negar ningún capricho, así que si mi padre quiere brownie, ¡se pide brownie!
Sabroso, calentito, con mogollón de chocolate, helado... Sin duda un final digno de cuento.

¿No os entra hambre al verlo?

De la comida ya no queda mucho que decir pero sí os puedo contar que el local es muy chiquitito (no sé siquiera si llegará a las 10 mesas) pero tiene buen ambiente y la moderna decoración ayuda a conseguir la velada perfecta.
Por sacar algún "pero" voy a destacar que la música estaba demasiado alta (al menos era buena) y cuando preguntamos si la podían bajar un poco se hicieron los locos... Los camareros, a pesar de ser bastante atentos y bastante rápidos, eran un poco tiesos y quizá con una sonrisilla hubiesen conseguido hacernos sentir un poco más cómodos.
Respecto al precio, como ya he dicho más arriba, a diario se puede comer muy bien por menos de 15€, aunque si pedís de carta os puede salir un poco más caro, alrededor de 20€ (pidiendo hamburguesa o compartiendo sushi, si no ya se va a bastante más). No me parece especialmente caro, aunque sí creo que podrían bajarlo un pelín.

Valoración general: un 9.3, porque sin duda alguna la comida se merece un buen sobresaliente (a pesar de que sea un poco caro, tenemos que pensar que la calidad también se paga) y si no se llevan el 10 es por el detalle feucho de la música.

Y hasta aquí por hoy. ¿Es curiosa la mezcla hamburguesa/sushi, verdad? Pero seguro que a más de uno se le ha abierto el apetito, ¡jeje!
Sin duda hoy tengo que mandar un besote muy grande a Zuli por los 20 años de amistad (madre mía... 20 ya...) y por la gran recomendación :) Y otro para todos los que me seguís, que ya sé que sois muchos y me hace mogollón de ilu que me contéis, preguntéis... ^^

Carolina.





viernes, 7 de marzo de 2014

DONZOKO

¡¡Hola!!

Ya huele a primavera, ¿verdad? ¡Qué ganas de volver a tomar el solecito, salir al parque, comer en la calle...! ^^
 El curso y el trabajo se me están complicando más de lo previsto, pero aún así voy a intentar actualizar el blog lo máximo posible para teneros a todos muy contento, ¡jeje!

El sitio que os presento hoy es muy especial para mí, ya que fue parte del regalo de Navidad que le hice a Tony. No se me da muy bien eso de regalar "cosas físicas" así que suelo recurrir a restaurantes, teatros, escapadas... (¡y nunca falla!). Esta vez le tengo que dar directamente las gracias a Javi que fue el que me dio la idea de este restaurante y del que salió tan contento como salimos nosotros :)

Y sin más preámbulos os presento el Donzoko, un restaurante japonés de los mejorcitos de Madrid y que está en plenísimo centro: en la calle Echegaray 3 (metro Sol L1, 2 y 3). No me ha sido posible encontrar su web, pero si buscáis en Internet vais a encontrar muchísimas referencias, fotos, opiniones, etc, que probablemente os sean bastante útiles antes de ir.

A primera visto el local os puede resultar un poco "viejo" pero tenéis que tener en cuenta que se inauguró a principios de los 90 y siempre han intentado mantener el aspecto tradicional japonés. Así que de antiguo, nada, en todo caso, "vintage", ¡jeje!

¡Casi parece que estamos en Japón!

Vamos al tema gastronómico.
La carta es muy amplia y vais a encontrar cualquier plato japonés que se os pase por la cabeza, pero id con ojo porque no es barato.
Si me permitís un consejo, os recomiendo pedir el sukiyaki, que es una cazuela con caldo a la que vas añadiendo tiras muy finas de ternera y varias verduras. Lo curioso es que te llevan la cazuela directamente a la mesa y ahí se va hirviendo todo poco a poco. Creo que eran 30€ y pueden comer perfectamente 3 personas.
Por otro lado, si preferís probar el sushi os recomiendo pedir alguno de los "platos combinados" que están a muy buen precio y así podréis probar varias cosas. Ésta fue la opción que elegimos nosotros y, en concreto, pedimos el makunouchi y el sashi-tei.

Primero nos trajeron sendas sopas miso super sabrosas y calentitas, y además unos entrantes a base de verduras, atún y tofu.

¡Hay que ver lo buena que estaba la sopa!

Como ya os he dicho, pedimos dos platos distintos, así que de repente nos encontramos con la mesa llena de cosas ¡y de lo más apetecibles!
Como veis, comimos makis, sashimi y niquiris de todo tipo: salmón, atún, pez mantequilla, caballa... Además había tempura, verduras cocidas y cinta de lomo a la plancha, y ni que decir tiene que estaba todo riquísimo. El pescado tierno, el arroz en su punto, las verduras crujientes... una delicia. ¡Ah! Y todo acompañado de enormes boles de arroz blanco, claro.

Buena pinta, ¿verdad?

Y no nos podíamos ir sin postre, ¡claro! Nos sorprendió gratamente ver que tenían un montón donde elegir, aunque lo que no nos agradó tanto fue el precio, ¡jeje! Aún así hicimos de tripas corazón y nos lanzamos a degustar un rico mochi (relleno de té verde) y una gallena rellena de pasta de judías dulces con forma de pez llamada taiyaki ¡y que estaba como para comerse una caja entera!

Los postres, simpre imprescindibles

Tal y como he dicho más arriba, no es un restaurante barato, pero hay que tener que cuenta la calidad de los alimentos y el renombre (que quieras que no, ayudas a subir unos eurillos) así que, si vais, id haciendoos a la idea de que por menos de 25€ es difícil comer (todo lo que habéis visto en las fotos más dos refrescos nos costó 56€).
La atención del personal es muy buena y puedes ver en todo momento cómo preparan el pescado. Recomiendo ir pronto a mediodía o si es en cualquier otro momento, reservar, puesto que no es muy grande y suele llenarse.

Valoración general: un 9.5. En cuanto a relación calidad/precio creo que está todo lo bien que se puede esperar, fueron muy amables en todo momento, pero quizá deberían modernizar un pelín el local y ampliar el horario ya que es bastante limitado.

Y por hoy, esto esto es todo.
Como veis, la Navidad nos salió bastante bien, ¿verdad? :)
Antes de despedirme, quiero mandar un besote muyyyy grande a Javi, por ser un tremendísimo amigo, recomendaros un blog, Gominolas de Petróleo, que está muy, muy chulo y donde vais a poder resolver mogollón de dudas sobre alimentación (y cuyo creador me ha resuelto una duda existencial sobre carne picada que me ha traído varias semanas por la calle de la amargura, ¡¡mil gracias de nuevo!!).

Ahora así. ¡nos vemos en la siguiente entrada! ^^

Carolina.

martes, 18 de febrero de 2014

COSTUMBRES

¡¡Holaaa!!

Hoy estoy muy, muy contenta :)
He estado echándole un ojo a las estadísiticas del blog y he visto cosas muy interesantes, además de darme cuenta de que lo que escribo tiene mucho más alcance de lo que pensaba. Por otra parte me han dejado últimamente varios comentarios super chulos, así que más que contenta estoy radiante. ¡Muchísimas gracias a todos!

Esta semana os voy a hablar de un restaurante con el que empecé con mal pie y de mala uva y, por suerte, acabé con un agradable sabor de boca (y nunca mejor dicho).

Se trata del Costumbres, un restaurante peruano sitaudo en la Corredera Baja de San Pablo 37 (metro de Gran Vía L1 y 5, o Tribunal L1 y 10). Tienen una web un tanto "complicada" pero os va a servir para haceros una idea de dónde vais a comer.

A Tony siempre le ha gustado mucho la gastronomía peruana, así que cuando descubrimos este restaurante fuimos con toda la ilusión del mundo. Hicimos una reserva para un domingo por la noche y cuando llegamos ¡sorpresa! Estaba cerrado. Cerrado cerradísimo. Por suerte había un señor que nos dijo que (como ya habíamos visto) los domingos por la noche cerraban, que habría sido un malentendido, así que con mucho enfado nos fuimos y acabamos en el Sumo.

El segundo intento (y también con reserva) lo hicimos un viernes por la noche, y esta vez todo salió según lo previsto.
Si vais, que no os engañe el "paisaje": os vais a encontrar con una calle feucha, una fachada antigua y un restaurante un tanto desaliñado, pero Madrid es lo que tiene, una mezcla raruna de sitios y buena comida donde menos te lo espras.

La carta es bastante amplia, y tuvimos que pedir algo de ayuda para entender qué queríamos pedir. Los camareros resultaron ser muy majos y agradables, por lo que suman un gran punto a su favor.

Como entrantes pedimos papas a la huancayna y ocopa arequipeña, que son papatas con distintas salsas bastante suaves y muy buenas. Además nos trajeron una especie de ensaladilla rusa (pero mas eleborada y de la que no recuerdo el nombre) que no estaba mal.
Lo que no podíamos dejar de pedir era el ceviche (pescado en trocitos marinado) y a pesar de que otras veces que lo he probado no me ha gustado, tengo que decir que éste me sorprendió para bien: muy rico.

Papas, "ensaladilla" y ceviche
Los principales sí que los teníamos un poco más claros puesto que ya los habíamos probado antes. Tony eligió ají de gallina (gallina con una salsa picante acompañada de arroz y patatas) y yo pedí anticuchos (corazón de ternera a la parrilla). Quizá con los nombres y la descripción no os den muchas ganas de probarlo, pero creedme cuando os digo que no conozco a nadie que recelara de estos platos y luego no haya dicho que estaba riquísimo.

Ají de gallina y anticuchos, ¡se me hace la boca agua!
El postre fue lo más decepcionante: un arroz con leche muy normalito y un triste alfajor. No es que no estuviera bueno, pero me esperaba algo más.

Los tristes postres
Como ya he dicho antes, el local no es especialmente bonito y está todo bastante antiguo. A mí no me importa que el sitio sea así mientras la comida sea buena, pero sí creo que deberían cuidarlo un poco más y quitarle ese aspecto cutre.
De nuevo destaco la amabilidad del personal y las ganas y buen hacer que le ponen a todo.
El precio es muy asequible: por unos 14€ puedes comer mejor que bien, y os aseguro de que, aunque los platos no son especialemente grandes, no os vais a quedar con hambre.

Valoración general: un 8.5. Es una pena no poder ponerles el sobresaliente, aunque sin duda alguna se lo daré cuando le hagan un buen lavado de cara a las mesas, sillas, paredes... Sin duda es un sitio que engaña para bien, ya que la comida estaba deliciosa. Repetiremos seguro.

¿Qué? ¿Os ha entrado hambre? A mí desde luego que sí, jeje!
Costumbres es un sitio de lo más pintoresco y al que no hubiese entrado de no haber sido por una buena recomendación (y un buen precio), así que no dudéis en hacerles una visita porque no os va a decepcionar.

Un besote bien grande a todos y os veo en la siguiente entrada. ¡Ah! Y gracias por todos los comentarios, likes, RTs... que estoy segura que me vais a dejar ^^

Carolina.